Brais Fernández y Joseba Fernández
Coordinadores del programa de la VI Universidad de Anticapitalistas
En los últimos tiempos, la frase de que la generación joven es “la
generación más preparada de la historia” ha retumbado por todas partes.
Si la Historia fuese un desarrollo absoluto, basado en una sucesiva
acumulación de saberes y una concepción del conocimiento
fundamentalmente tecnológico-productivo, como piensan ciertas filosofías
positivistas, la famosa frase sería cierta. Pero si el conocimiento es
algo más complejo, en donde también hay que contabilizar su relación con
la auto-emancipación humana (o empoderamiento, en lenguaje de época) y
la Historia se mide de forma relativa, quizás estemos todavía un poco
lejos de ser la generación más preparada.
Las bibliotecas de la socialdemocracia alemana a principios del siglo
XX, los círculos de obreros que se reunían en París después de jornadas
de trabajo extenuantes para de alguna forma recuperar el tiempo que el
patrón les robaba, como rememora Ranciére en “La noche de los
proletarios”; los ateneos de la CNT en el Estado Español, las Casas del
Pueblo del PCI… Hay un hilo subterráneo que une emancipación y
conocimiento, una búsqueda como forma de huir de la opresión, pero
también como herramienta para imaginar un mundo mejor.
Frente a la dictadura de los expertos (que sin duda atesoran saberes necesarios), la VI Universidad de Verano organizada por Anticapitalistas
apuesta por la secularización de la política, por la desacralización
del pensar. Obviamente, hay una apuesta política en esta forma de
enfocar el problema. Gramsci reformula la idea intelectual, ampliando el
concepto a todas las personas que generan ideas. Así el titulo de
intelectual pasa de ser algo concedido por las instituciones a ser algo
inserto en las relaciones sociales vivas. El pensador sardo decía que
cada clase social crea sus propios intelectuales orgánicos para pensar,
relacionarse y hacer el mundo. La apuesta de la Universidad
Anticapitalistas va en ese sentido: dotarnos de herramientas para una
práctica teórica revolucionaria, tan leal a los de abajo como las
universidades privadas lo son a la clase dominante.
Este año hemos elegido el lema “Construyendo poder popular”. Creemos
que es un lema que se ajusta a las tareas del momento para los y las
anticapitalistas. En un contexto de materialización de la estrategia de
“asalto institucional” después de las municipales (y con la perspectiva
de lo que puede ocurrir en las generales), entendemos que la ruptura
democrática que deben protagonizar las clases populares no se limita
exclusivamente a esa toma de posiciones en una institucionalidad ajena.
Para que esa ruptura sea efectiva debe ir más allá, desarrollando
mecanismos y formas de auto-organización y control social en diferentes
ámbitos. Eso pasa por fortalecer experiencias reales de movimiento,
ejerciendo nuevas formas de democracia y materialización de derechos.
Es ahí también donde quienes defendemos una ruptura con el Régimen
del 78 y con la dinámica de austeridad tenemos una tarea inmediata. Una
tarea que va a requerir poner en práctica lo mejor de nuestro caudal
militante, aprendiendo de las innumerables lecciones que la historia de
los procesos de cambio (y las derrotas) nos enseñan. El caso de Grecia
muestra las posibilidades y, sobre todo, los límites a los que se
enfrenta una estrategia que no aborde los problemas reales (del aquí y
el ahora) que plantea un proceso de transformación que aspire realmente a
alterar las condiciones de dominación.
Debatir sin tabúes sobre estos problemas, buscar soluciones fuera de
los manuales y recetarios mágicos, contrastar la práctica con la teoría,
modificar las hipótesis cuando sea necesario, acumular experiencias en
la práctica concreta de la lucha de clases y proponer (y tratar de hacer
efectivas) líneas estratégicas para el avance político del movimiento. A
partir de hacer vivos esos elementos una organización puede ser útil
para la transformación social, especialmente, en momentos donde la
Historia no es agua estancada. Así, la
revitalización del marxismo que está llegando desde diversos sectores
intelectuales y académicos debe expresarse en el campo militante. La
agudización de la lucha de clases (lamentablemente, casi siempre desde
arriba) en los últimos años, ha sido un estímulo para un nuevo tiempo
del pensamiento crítico, en general, y de los marxismos en particular.
Esta Universidad Anticapitalista,
también aspira a ser un espacio para seguir vinculando (y
problematizando) las ideas antagonistas con las experiencias concretas
de lucha social y política. Discutir desde el marxismo, el feminismo, el
eco-socialismo, puede ayudar a prepararnos para un ciclo que, a pesar
de la velocidad de ciertos momentos, se avecina largo, complejo y
contradictorio. Y no queremos hacerlo solos: por eso nuestros foros son
plurales. El hecho de que gente de diversas corrientes políticas discuta
públicamente sobre un mismo tema no debilita un movimiento, sino que lo
fortalece, pues genera una cultura política en la cual los problemas se
pueden afrontar, no negar y esconder detrás de una mentalidad de
fortaleza asediada.
Y, por supuesto, entre lo coyuntural y lo estratégico están Podemos y
los proyectos municipalistas. Este evento será sin duda una
concentración de activistas vinculados a estos espacios, ya sea
ejerciendo una responsabilidad institucional o no, de socialización de
los problemas, límites y retos que Podemos y el “movimiento real” (no
sólo electoral) tiene por delante. ¿Qué herramienta electoral
necesitamos para ganar las elecciones? ¿Qué tipo de instrumento tenemos
que construir, con qué programa, con qué práctica y en dónde para que
ganar signifique acabar con la explotación y la opresión y construir una
nueva relación entre ciudadanía y política, y no sólo un cambio de
representantes?
Esperamos que esta VI edición de la Universidad Anticapitalista sea
útil para seguir fortaleciendo el movimiento popular, dotarlo de una
perspectiva rupturista, contribuyendo a formar “intelectuales
orgánicos”. Os esperamos a todas y todos en la Granja entre los días 18 y 23 de agosto.
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