lunes, 31 de agosto de 2015

Sumant 1 ens farem el doble de grans



L'Assemblea que ETP farà a finals de setembre ha de permetre'ns entendre de manera adequada la delicada situació política i social per la que passem i definir aquelles tasques més importants que haurem de desenvolupar per a poder construir la Unitat Popular que volem i trobar una eixida a la crisi favorable a la ciutadania i a la gent treballadora tantes vegades colpejades.

L'experiència de Grècia ens demostra clarament que això no va a ser fàcil, però també ens comença a indicar amb quines pedres hem d'intentar no ensopegar si volem aconseguir els nostres objectius. Molts de paral·lelismes es poden establir entre la Syriza grega i el Podemos de l'Estat espanyol, tant per a bé com per a mal. I de la mateixa manera que després de la il·lusió del NO al referèndum va venir l'enorme frustració per la claudicació del govern de Tsipras davant la Troica, ara el sorgiment de la nova formació Unitat Popular indica que la lluita no ha fet més que començar i que hi ha raons  més que fonamentades per a continuar tenint esperança i treballant per a l'empoderament i la victòria populars.

Amb aquest ànim positiu volem donar una nova empenta a Entre Tots Podem, per a fer que nova gent conega de la nostra activitat, participe als debats de l'Assemblea de setembre i es pose a treballar, tant dins com fora de Podemos i als moviments socials per la construcció de la nostra Unitat Popular.

Només que cadascuna de les persones que estem apuntades al grup d'EntreTotsPlaza fora capaç d'afegir-ne una altra, el nombre de membres es multiplicaria per dos. I això és justament el que us animem a fer, perquè segur que coneixeu a més d'una persona a la que els principis i manera d'actuar d'ETP li poden satisfer plenament.


Sumant 1 ens farem el doble de grans!!


Sumando 1 nos haremos el doble de grandes


La Asamblea que ETP hará a finales de septiembre tiene que permitirnos entender de manera adecuada la delicada situación política y social por la que pasamos y definir aquellas tareas más importantes que tendremos que desarrollar para poder construir la Unidad Popular que queremos y encontrar una salida en la crisis favorable a la ciudadanía y a la gente trabajadora tantas veces golpeadas. 

La experiencia de Grecia nos demuestra claramente que esto no va a ser fácil, pero también nos empieza a indicar con qué piedras tenemos que intentar no tropezar si queremos conseguir nuestros objetivos. Muchos  paralelismos se pueden establecer entre la Syriza griega y el Podemos del Estado español, tanto para bien como para mal. Y del mismo modo que después de la ilusión del NO al referéndum vino la enorme frustración por la claudicación del gobierno de Tsipras ante la Troica, ahora el surgimiento de la nueva formación Unidad Popular indica que la lucha no ha hecho más que empezar y que hay razones más que fundamentadas para continuar teniendo esperanza y trabajando para el empoderamiento y la victoria populares. 

Con este ánimo positivo queremos dar un nuevo empujón a Entre Todos Podemos, para hacer que nueva gente conozca de nuestra actividad, participe en los debates del Assembleda de septiembre y se ponga a trabajar, tanto dentro de cómo fuera de Podemos y en los movimientos sociales por la construcción de nuestra Unidad Popular. 

Sólo con que cada una de las personas que estamos apuntadas al grupo de EntreTotsPlaza fuera capaz de añadir otra, el número de miembros se multiplicaría por dos. Y esto es justamente el que os animamos a hacer, porque seguro que conocéis además de una persona a la que los principios y manera de actuar de ETP le pueden satisfacer plenamente. 

Sumando 1 nos haremos el doble de grandes!! 



Después del 4 de agosto griego: Los internacionalistas de Zimmerwald y sus enseñanzas actuales.


Jesús Jaén

El 5 de septiembre de 1915, en la pequeña localidad de Zimmerwald, iba a producirse un acontecimiento político, que dos años mas tarde, adquiriría una relevancia histórica. Los hechos los podemos relatar de la siguiente manera.

Un año antes, el 4 de agosto de 1914, se había producido otro gran acontecimiento histórico. La socialdemocracia alemana había votado los créditos de guerra en el Parlamento alemán. Fue un hecho que conmovió terriblemente los cimientos de la Internacional socialista. El mismo Lenin no se creía lo que leía a través del diario Worwärts, esa mañana de verano en Suiza, donde estaba exiliado. No daba crédito a una noticia que le parecía inverosímil. ¿Cómo, se preguntaba, han podido caer tan bajo los dirigentes del partido socialdemócrata alemán? ¿Cómo es posible que tras años y años de debates y caracterizaciones sobre el imperialismo, cuando llegan los momentos más decisivos, se capitule de esta manera? No era para menos:

El 31 de julio de 1914, la oficina socialista internacional lanzaba su llamammiento contra la guerra, y Jean Jaurés caía bajo los disparos de Raoul Villain. El 1 agosto, el gobierno alemán declaraba la guerra a Rusia y proclamaba el Estado de emergencia. El 2 de agosto, el ejecutivo del partido socialdemócrata alemán, se reunía para definir la actitud de los parlamentarios del Reichtag sobre la cuestión de los créditos reclamados por el canciller Bethmann-Hollweg” (La revolución en Alemania, Pierre Broué, editorial a. Redondo).

En la votación del grupo parlamentario, ganan los partidarios del sí por 74 votos contra 14, aunque finalmente votaron todos unánimemente ante las amenazas por parte del la dirección y del propio Estado (incluido Karl Liebneck que poco después haría autocrítica y sería la voz más potente de la revolución).
Estos hechos hicieron que Lenin planteara las siguientes reflexiones:

La II Internacional ha muerto, vencida por el oportunismo. ¡Abajo el oportunismo y viva la III Internacional, liberada de los renegados y también de los oportunistas” …...” La II Internacional realizó un trabajo útil de organización de las masas proletarias, durante un largo período pacífico de la peor esclavitud capitalista en el último tercio del siglo XIX y comienzos del XX....” (Los cuatro primeros congresos de la Internacional Comunista, Cuadernos de Pasado y Presente).

De esta forma se empezaba a abrir una brecha insuperable entre los partidarios de apoyar a los gobiernos que habían desencadenado la guerra y los que se opusieron a ella, aunque en ambas posiciones conviviesen distintas interpretaciones, propuestas y matices tácticos. La inmensa mayoría de los partidos y militantes de la II Internacional cayeron en el nacional chauvinismo; entre ellos figuras históricas como Kautsky. Sin embargo otras como Rosa Luxemburgo, Karl Liebneck, Trotsky, Martov, Rosmer, Rakovski, Franz Mehring, Clara Zetkin y todos los cuadros del bolchevismo ruso, entre muchas más personalidades, se opusieron fervientemente llegando incluso a costarles la vida como fue el caso de Rosa y Karl en 1919.

Así llegamos a comienzos de septiembre de 1915 donde se celebrará una conferencia o encuentro de delegados de partidos que se opousieron a la guerra. Según cuenta Mathias Rakosi en su “Noticia Histórica”:

A iniciativa de los socialistas italianos fueron invitadas todas las organizaciones obreras que permanecieron fieles al principio de la lucha de clases y de la solidaridad internacional. Estaban presentes delegados de Alemania, Francia, Italia, los Balcanes, Suecia, Noruega, Polonia, Rusia, Holanda y Suiza. Todas las tendencias representadas, desde los pacifistas reformistas hasta los marxistas revolucionarios” (Los cuatro primeros congresos...")
Jean Jacques Marie cuenta en su biografía de Trotsky ( “Trotsky revolucionario sin fronteras", editorial Fondo de Cultura”):

El 5 de septiembre Grimm lleva a los delegados a la aldea de Zimmerwald, en medio de los terrenos de pastoreo, a 10 km por encima de Berna. Los cuatro carros enganchados bastan, bromean los delegados, para transportar a todos los internacionalistas cincuenta años después de la fundación de la I Internacional, con el fin de reanudar, según palabras de Trotsky, el hilo de la historia que se había roto una vez más” (pag 110).

Los trabajos de la Zimmerwald no son sencillos; muy al contrario, se trata de una reunión heterogénea, donde el ala más de izquierdas, lo representan los rusos encabezados por Lenin que son denominados la “izquierda de Zimmerwald”, proponen una resolución que no es aceptada y que, entre otras cosas, decía:

Rechazo a los créditos de guerra, dimisión de los ministros socialistas de los gobiernos burgueses, desenmascaramiento del carácter imperialista de la guerra en la tribuna parlamentaria, en las columnas de prensa legal y, si es preciso, ilegal, organización de manifestaciones contra los gobiernos, propaganda en las trincheras en favor de la solidaridad internacional, protección de las huelgas económicas tratando de transformarlas en huelgas políticas, guerra civil y no en paz social” (Citado por Alfred Rosmer, Le mouvement ouvrier pendant le guerre”).

Las delegaciones italiana, francesa y alemana rechazan la radicalidad de la izquierda y proponen que se redacte un texto de consenso que, finalmente, será aceptado unánimemente por todos los presentes y de cuya redacción se encargará León Trotsky.

Según escribe Jean Jacques Marie:

Luego denuncia las responsabilidades de los dirigentes socialistas, y de la Unión Sagrada, pero no ataca al centro socialista, hostil al conflicto pero también a la movilización de la población contra el gobierno, dirigido por Jean Longuet en Francia y Karl Kautsky en Alemania. Centrado en la lucha por la paz sin anexiones ni indemnizaciones de guerra, el texto es vago en lo concerniente a la acción y no menciona la creación de una nueva Internacional que la mayoría de los presentes no quieren. Lenin juzga timorata e inconsecuente la declaración pero la firma, pues ve en ella un paso adelante, que permitirá, tal vez, dar otro más”.

El día 8 de septiembre de 1915 acaba la conferencia de Zimmerwald con los resultados indicados. Su importancia histórica vino determinada porque fue la primera piedra que se puso para que, unos años después, en marzo de 1919 se fundara la III Internacional. Ésta, por supuesto, no hubiera sido posible sin el triunfo de la revolución rusa en octubre de 1917, confirmando en la práctica, las tesis que le partido bolchevique había defendido desde aquél 4 de agosto de 1914.

Pero ¿tiene algún interés político hablar y recordar unos hechos que sucedieron -justamente ahora- cien años?

A mi modo de entender sí. Creo que, salvando las distancias y tratando de no trasladar mecánicamente los hechos ni su dinámica, podíamos llevar la comparación de ese 4 de agosto de 1914 en el parlamento alemán, con lo que ocurrió recientemente en Grecia. Creo que no fui el primero en hacer esta comparación histórica: la leí en una de las declaraciones de los dirigentes de la Plataforma de Izquierdas de Syriza.

El estupor con que nos enteramos de la capitulación de Tsipras aceptando el tercer rescate que le impusieron las instituciones internacionales (más conocidas como Troika) solo es comparable -volvemos a insistir, salvando las distancias y las comparaciones- al impacto que produjo la claudicación de la socialdemocracia alemana entre los internacionalistas de principios de siglo XX. Cuenta J.J. Marie que, además de la primera reacción de incredulidad de Lenin, también Trotsky, mostró tal estupor que, según dice en su autobiografía, fue uno de los golpes más duros de su vida . La presunta irracionalidad con la que se presentó -en un caso- el giro de la socialdemocracia después de años de debates, se asemeja en parte, con el giro copernicano de Tsipras que, tras ganar unas elecciones y obtener un 61% de votos en el referéndum, decide firmar el rescate, fraccionar a su propio partido y convocar elecciones anticipadas.

Pero tras los golpes morales, es necesario rehacerse. Y, ese fue el sentido de la conferencia de Zimmerwald.; y, ahora, en el caso de Grecia, deberíamos hacer lo mismo.

Tsipras ha decepcionado no solo a la población griega que confió en él, sino además, a miles y miles de trabajadores de toda Europa. Ha mandado un mensaje de impotencia y sumisión a los grandes poderes económicos y políticos de la UE y de todo el mundo. Ha dejado claro que no se puede ofrecer otra alternativa y que no queda otra opción que resignarse ante los que mandan a través de sus políticas neoliberales. Ha quebrado el frente anti-austeridad que objetiva y subjetivamente se había venido configurando en los últimos años, tanto en el rechazo a los planes económicos de la UE, como a sus instrumentos políticos. El golpe de Tsipras es tan fuerte porque es como si el sistema hubiera cooptado a la cabeza visible de la lucha (otra cosa será su destino una vez que sea usado hasta donde les sea útil).

Sin embargo, igual que hubo alternativas hace cien años, en medio del encarnizamiento de una guerra mundial, ¿cómo no las va a ver ahora? A lo largo de las últimas semanas hemos podido comprobar que un sector importante de la izquierda, tanto en los planos intelectuales como en los propios partidos, ha reaccionado a la decisión de Tsipras. Desde economistas como Eric Toussaint, pasando por uno de los grandes intelectuales de la época como Perry Anderson han declarado que están en contra de la decisión de Tsipras. También en Grecia se ha creado la Unidad Popular conformada por los diputados que se negaron a votar el rescate y han decidido presentarse a las elecciones del 27 de septiembre. En el Estado español, el grupo dirigente de Podemos apoya a Tsipras, pero las voces desde la oposición no han hecho sino crecer. En Francia Melenchon también ha manifestado que está en contra de la decisión de Tsipras.

Tras “el 4 de agosto griego” se podría ir organizando un movimiento para recomponer el frente contra la austeridad. No estamos hablando, por supuesto, de crear una internacional, sino un movimiento similar a los que, en otras coyunturas históricas se hicieron como el que encabezara el historiador inglés E.P. Thompson contra la carrera nuclear o los movimientos anti-guerra o anti-globalización. Un movimiento que incluyera todos aquellos sectores sociales, organizaciones y partidos que estuvieran dispuestos a enfrentar, de una manera coherente, los planes de la UE y de la Troika.

¿Seremos capaces de atender a estos nuevos desafíos?

28/08/2015

http://vientosur.info/spip.php?article10423

El debate de la Renta Básica: aspectos políticos, filosóficos y económicos




Daniel Raventós, Julie Wark

“El poder no hace ninguna concesión a menos que se le exija. Nunca ha hecho ninguna y nunca la hará” (Frederick Douglass, 1818-1895, esclavo afroamericano, abolicionista, escritor)

El apoyo a una renta básica universal (una asignación monetaria incondicional a toda la población) está creciendo. En Europa, por ejemplo, la ciudad de Utrecht está a punto de introducir un experimento que tiene como objetivo "desafiar la noción de que las personas que reciben dinero público deben ser controladas y penalizadas", en palabras de una directora de proyecto del Ayuntamiento de Utrecht. Nijmegen, Wageningen, Tilburg y Groningen están esperando el permiso de La Haya para llevar a cabo programas similares. En Suiza se han obtenido las 100.000 firmas necesarias para la celebración de un referéndum sobre si los ciudadanos suizos deben recibir una renta básica incondicional, independientemente de si tiene un empleo o no. El 16 de junio, el gobierno de centro-derecha de Finlandia, donde el 79% de la población está a favor de una renta básica universal, cumplió su promesa electoral y ratificó la instauración de una "renta básica experimental".

Una importante y realmente ilustrativa encuesta reciente realizada en Cataluña (13 a 17 de julio) muestra que el 72,3% de la población (básicamente a excepción de determinada derecha y de los sectores más ricos) estaría a favor de una renta básica incondicional para toda la población de 650 € al mes. Pero hay mucho más. A la pregunta de qué harían si se implantara esta renta básica incondicional, un 86% de los ciudadanos que tienen empleo contestaron que seguirían trabajando igual, un 8% dijo que trabajaría menos horas y un 2,9% afirmó que dejaría de trabajar. Entre los encuestados que están desempleados, un 84,4% respondió que seguiría buscando empleo como ahora, un 11,4% contestó que buscaría un trabajo de menos horas que el que busca ahora y un 2,2% confesó que dejaría de buscarlo. Entre los que opinaron que con la renta básica incondicional procuraría trabajar menos horas, un 52% de ellos contestó que dedicaría el tiempo que ganara a la familia, un 16,3% a actividades de ocio, un 11,5% a buscar un empleo mejor, un 11,3% a estudiar, un 4,7% a montar un negocio propio y un 4,1% a hacer tareas altruistas de voluntario. Según los resultados de la encuesta, casi un 20% de las personas inactivas optaría por hacer alguna otra actividad si dispusiese de una renta básica y sobre todo dicen que estudiarían, harían trabajos voluntarios o montarían un negocio. Esto poco tiene que ver con el sonsonete interesado según el cual “la gente no haría nada con una renta básica”.

Estamos hablando de democracia

Las medidas mencionadas al principio en Europa son, si se quiere, provisionales o incompletas, pero también significativas porque permiten dar capacidad de negociación a las personas, económica - y también políticamente - en una situación en la que el poder global está en gran parte en manos de instituciones no elegidas y otros órganos opacos, tal como ha dejado más que claro el reiterado ataque a Grecia (Yanis Varoufakis lo expresó muy gráficamente: “¿No sería mejor abolir las elecciones para los países que se encuentran en un programa de asistencia? Esto tendría el mérito de ser claro. Eventualmente podríamos declarar que hemos creado una unión monetaria en Europa, que abolió la democracia para los países con deudas que no pueden pagar”). Sin embargo, el creciente interés en la renta básica no significa que todo sea viento en popa hacia su realización. Se están utilizando todavía argumentos en contra, refutados desde ya hace tiempo, y se blanden dudosas propuestas "alternativas" como "trabajo garantizado", "pleno empleo" (con un pleno empleo de calidad estamos de acuerdo, ¿quién no, verdad?, pero las propuestas que acostumbran a hacerse ni tratan de un pleno empleo inmediato o a corto plazo ni de calidad, por lo que nos hacen afirmar que como alternativa a la renta básica, el pleno empleo es poco más que cháchara gratuita) e ingreso condicional mínimo garantizado. Se sirven de “argumentos” como los siguientes: con una renta básica la gente rechazaría el trabajo asalariado, las mujeres estarían confinadas en casa, los inmigrantes "pulularían en bandadas" (como diría David Cameron), se necesitaría una revolución para introducirlo y sería acabar con el Estado de bienestar. A pesar de que estas afirmaciones hayan sido sólidamente refutadas en distintos idiomas, todavía asoman la cabeza a la menor ocasión. También hay otros malentendidos (o tergiversaciones manifiestas), que hay que combatir ya que las desigualdades sociales y económicas están aumentando rápidamente y la renta básica es una medida ideal para combatirlas.

En primer lugar está la cuestión de la financiación. Todavía no existe mucho material detallado sobre este aspecto clave, pero un estudio reciente llevado a cabo en el Reino de España, basado en dos millones de declaraciones del IRPF del 2010 (en medio de la crisis económica) es elocuente. El estudio se basó en tres criterios: 1) la renta básica de 623€ mensuales debería autofinanciarse y no afectar al resto del gasto público, ni mucho menos al dedicado a la sanidad, educación, etc.; 2) el impacto distributivo debería ser muy progresivo de manera que beneficiara a la gran mayoría de la población; y 3) que los tipos efectivos de impuestos después de la reforma no deberían ser muy altos. La renta básica tiene que ser igual o superior al umbral de la pobreza (623€ en aquellos momentos en el Reino de España). No estaría sujeto al impuesto sobre la renta de las personas y reemplazaría a todas las prestaciones sociales inferiores a los 623€, mientras que la gente que recibe una cantidad mayor de prestación continuaría recibiendo su importe total.

La financiación de esta renta básica para todos los adultos -43,7 millones de personas - es posible con un único tipo impositivo del 49% que, combinado con una renta básica exenta de impuestos, sería fuertemente progresivo. Para la decila más pobre, por ejemplo, este 49% se convertiría efectivamente en un -209% (negativo porque, en este caso, sería una transferencia neta). Aproximadamente el 80% de la población saldría ganando y el importe total transferido de los ricos a los no ricos sería de unos 35.000 millones de €. La desigualdad quedaría notablemente reducida. El actual IRPF es muy poco progresivo. Hay algunos datos contundentes. El índice de Gini antes del IRPF se sitúa en el 0,4114. Después de la declaración del IRPF solamente se reduce a 0,3664. Con la propuesta de financiación que se propone, el citado índice bajaría hasta 0,2502. Es decir, se produciría una gran redistribución progresiva de la renta. La distribución funcional de la renta quedaría pareja a los niveles de los países escandinavos.

Y, debe recordarse, para esta financiación comentada, no se tiene en cuenta el problema de la evasión de impuestos que salen anualmente del Reino: unos 40.000 millones de €. El fraude fiscal (de 2010 para hacer más homogéneos los datos) solamente en IVA e IRPF era del 5,5% del PIB. El porcentaje es superior si sumamos el del impuesto sobre sociedades, por ejemplo. Así, las empresas del IBEX han tributado, en este caso en el año 2012 aunque los años posteriores ofrecen porcentajes similares, el ¡5,3%! de su resultado contable. De tenerse todo esto en cuenta, la financiación de la renta básica sería claro está aún mucho más fácil.

Ah, sí, dicen, pero este modelo de financiación "afectaría negativamente a las clases medias". Crítica en la que coinciden algún autor de izquierda posmoderna y algún discípulo de Hayek. ¿Las clases medias? En el Reino de España, según los datos oficiales, una persona que gana 3.500 € al mes está en las dos decilas superiores, mientras que los que ganan 4.500 € se encuentran en el 5% superior más rico. Estas cifras provienen ¡de las declaraciones del IRPF! ¿Cómo es posible esta a todas luces falsa realidad? Ya sea por ignorancia o por mala fe, algunos críticos no reconocen que esto apunta a un enorme problema de fraude y elusión fiscales que necesita atención urgente en cualquier caso, especialmente si hay que llevar a cabo cualquier reforma fiscal en favor de la población no rica. Unos datos publicados por la compañía suiza de servicios financieros globales UBS AG revela que tan sólo 22 multimillonarios españoles tienen una fortuna equivalente al 5% del PIB del Reino de España (o aproximadamente el presupuesto de salud, por ejemplo). Si a través del IRPF y de una decidida lucha contra el fraude fiscal de los más ricos pudieran detectarse los miembros verdaderamente más ricos de la población, la financiación de la renta básica sería más fácil, el tipo impositivo más bajo y sectores que podrían perder en el modelo actual acabarían ganando. Esta idea obstinada de que la renta básica sería un asalto a las clases medias alienta intentos bastante grotescos de nadar entre dos aguas. Así, el PSOE afirma que apoya la "renta básica" (pero se refiere a una renta mínima garantizada de lo más vulgar y corriente), mientras que otros de la izquierda más o menos posmoderna han entrado en la primera división del contorsionismo intelectual al afirmar que la renta básica y el ingreso mínimo garantizado son "más o menos lo mismo". Farsa y confusión: habrá que lidiar con ellos en los próximos meses.

La “agresividad” de las nuevas ideas

Por desgracia, el nuevo partido de izquierda, Podemos, está tratando de esquivar la cuestión de la renta básica. Aunque muchos de sus miembros de base están empujando con fuerza para una renta básica, Podemos ha presentado un Plan de Renta Mínima Garantizada, aparentemente sin pensarlo mucho. Algunos cálculos muestran que el 50% de la población se vería afectada negativamente por este tipo de cambio de la estructura actual del impuesto sobre la renta sin la compensación de una renta básica. Esto es muy diferente de una política que afecte al 20% más rico. Parece que algunos dirigentes de Podemos, haciendo oídos sordos a las opiniones de algunos de sus miembros, opinan que la renta básica es "demasiado radical". ¿Pero, en serio? ¿Tan radical es proponer la garantía de la existencia material de la población cuando la brecha de la riqueza en el Reino de España es la más grande de Europa? Y, a escala mundial, el 1% poseerá más que el 99% en el año 2016? Poca valentía intelectual y mucha política vieja ya conocida. Para triunfar contra la política dígase del Establishment o, como ahora se ha puesto de moda, de la casta, se precisa ser muy agresivo en la batalla de las ideas, como lo fueron con un éxito impresionante los neoliberales antes de los 70 del siglo pasado cuando eran poco más que una secta intelectual (bien remunerada, eso sí). Esta agresividad en las nuevas ideas brilla por su ausencia.

Lo que puede constatarse fácticamente es que la mayoría de la gente se está volviendo cada vez más pobre, a pesar de que estudios recientes demuestran que la llamada economía "trickle-down" significa en realidad un flujo de ingresos hacia los de arriba hasta que se estancan en forma de riqueza acumulada. Esto obstaculiza la creación de riqueza en la economía, tal como concluyó el Institute for Policy Studies (EEUU) usando modelos multiplicadores económicos estándar para mostrar que cada dólar adicional pagado a los trabajadores con bajos salarios añade alrededor de $ 1,21 a la economía estadounidense. Si este dólar fuera a parar a un trabajador con un salario alto añadiría tan sólo 39 centavos al PIB. En otras palabras, si los $ 26,7 mil millones en bonos pagados a los especuladores de Wall Street en 2013 hubieran ido a los trabajadores pobres, el PIB habría crecido unos $ 32,3 mil millones.

El dinero de la parte más pobre de la población es tres veces más eficaz en impulsar el crecimiento económico que el dinero de los ricos. Es de sentido común, aunque la jerga económica lo llame "propensión marginal al consumo": las personas con ingresos pequeños gastan su dinero rápidamente y los ricos lo atesoran. Con la monstruosa brecha de riqueza actual, la velocidad del dólar en el suministro total de dinero es menor de lo que nunca ha sido. Lógico también. De hecho, un nuevo modelo producido por Ricardo Reis y Alistair McKay muestra que "los programas de impuestos y transferencias que afectan a la desigualdad y a la seguridad social pueden tener un gran efecto en la volatilidad agregada". Incluso los datos del FMI sugieren que un incremento de tan solo un 1% de la riqueza total aplicado al 20% superior disminuye el crecimiento económico en 0,08 puntos. Pero si el 20% inferior recibe el mismo 1% del total, el crecimiento económico aumenta en 0,38 puntos. Así que ¿no sería una buena idea introducir una renta básica universal también por este motivo? Scott Santens calcula que, en los Estados Unidos, una redistribución en forma de una renta básica de $1.000 por mes para cada ciudadano adulto y $ 300 para los menores de dieciocho años costaría alrededor de $ 1,5 billones- alrededor del 8,5% del PIB - teniendo en cuenta la eliminación de las prestaciones que ya no son necesarias una vez la renta básica es operativa. Tan solo el costo total de la pobreza infantil es de alrededor del 5,7% del PIB.

Si la desigualdad está matando la recuperación económica es que seguramente la economía neoliberal ha fallado. Según la OCDE, "se estima que el aumento de la desigualdad ha detraído más de 10 puntos porcentuales de crecimiento en México y Nueva Zelanda en las últimas dos décadas hasta la Gran Recesión. En Italia, el Reino Unido y los Estados Unidos, la tasa de crecimiento acumulada habría sido de seis a nueve puntos porcentuales mayor si no se hubieran ensanchado las disparidades de los ingresos…” El punto clave es que los programas de lucha contra la pobreza nunca serán suficientes porque el "impacto de la desigualdad en el crecimiento se debe a la brecha entre el 40% inferior con el resto de la sociedad, no sólo del 10 por ciento más pobre". Para que el programa de transferencias de efectivo fuera eficaz tendría que beneficiar a la mitad de la población. Esto se parece mucho a la propuesta de renta básica universal que se ha presentado en el Reino de España. La reducción de la concentración del ingreso en la parte superior más rica donde el dinero lleva a la acumulación de dinero no es tan solo una cuestión moral o de justicia sino de inteligencia económica, tal como están reconociendo un número creciente de reputados economistas, por ejemplo (Lord) Robert Skidelsky.

División sexual del trabajo, pleno empleo, caridad, supresión de impuestos…

Por sólidos que sean los argumentos económicos y a pesar de llevar años debatiéndose en el Reino de España y en buena parte del mundo, las soluciones parciales siguen siendo presentadas como "alternativas" a la renta básica. Una de ellas es el trabajo garantizado, promovido, inter alia, por Izquierda Unida (IU), aunque es mucho más caro (10 € brutos por hora costaría al Estado 233.422 millones de €, y si se paga bastante menos la hora, como algunos de sus defensores ya empiezan a rebajar… simplemente no merece ser defendido con mucho entusiasmo) y una medida a largo plazo (hablan de 1 millón de puestos de trabajo en un año, ¿es que no saben los parados reales que hay?). Se trata de una medida mucho menos eficaz que una renta básica, que entraría en vigor de inmediato o a muy corto plazo para aliviar a los trabajadores precarios (o sin trabajo) y las condiciones de vida de los sectores más pobres. Peor todavía, el "trabajo garantizado" (que no tiene en cuenta el trabajo doméstico o el voluntario) tiene una idea patética de la libertad. Se supone que la gente debe trabajar por un salario de lo cual se infiere que con una renta básica la gente se pasaría el día cruzada de manos. El Reino de España tiene las peores cifras de desempleo de los países de la OCDE (más de un 15% en 25 de los últimos 37 años, mientras que la segunda peor economía en este punto, Irlanda, ha alcanzado esta cifra en sólo nueve de estos 37 años) y, por otra parte, las propuestas de trabajo garantizado han sido diseñadas para economías con un porcentaje relativamente pequeño de desempleados. En definitiva, la idea es mala, y parece motivada para oponerse a la renta básica como propuesta “más radical” (lo que quieren decir con “radical” es otra pregunta interesante). En fin, incluso se niega por parte de algunos defensores del “trabajo garantizado” que una renta básica fortalecería el poder de negociación de los trabajadores y estimularía la creación de pequeños negocios.

Una crítica estrambótica (pero no por ello menos generalizada) de la renta básica es que no combatiría la "división sexual del trabajo". ¡Tampoco el sistema de salud pública ha acabado con la división sexual del trabajo! La renta básica abordaría unos cuantos problemas sociales pero no éste. Lo que sí puede ofrecer a las mujeres es mucho más autonomía en muchos aspectos de su vida, lo cual no es poca cosa. La renta básica no es una política económica completa. Formaría parte de una política económica que favorece a la población no rica. Otros problemas sociales como la división sexual del trabajo, la indiferencia generalizada hacia el conocimiento científico, la imposición por los poderes privados de su Weltanschauung a todos los demás, la corrupción, el tráfico de seres humanos, la brutalidad hacia los refugiados e inmigrantes, la barbaridad de ciertas fiestas populares... no pueden ser abordados únicamente con la renta básica. No pidamos a la renta básica que solucione problemas para la que no está diseñada. Estos pocos problemas citados y otros muchos más no citados deben ser abordados, pero con instrumentos específicos, adecuados. Puede sostenerse que con una sociedad con menos desigualdades y más preocupación por los seres humanos sería más probable crear dichos instrumentos.

Vienen luego las disputas algo más económicas. Blandiendo argumentos de la escuela austríaca, algunos proclaman la supresión de los impuestos. Es decir, lo que se ha hecho desde la contrarreforma thatcheriana y reaganiana, pero a lo bestia. Un aumento del tipo de impuestos para posibilitar una renta básica, dicen, reduciría la base imponible y el impuesto recaudado. Y, claro está, añaden que al no tener en cuenta la elasticidad impositiva anularía cualquier conclusión del estudio citado sobre financiación de la renta básica en el Reino de España. De hecho, la evidencia empírica de más de uno, de dos y de tres estudios en el Reino de España muestra que el aumento de los impuestos no causaría una menor elasticidad con un efecto negativo sobre la actividad económica, sino que daría una mayor elasticidad: más impuestos, más PIB y mayor recaudación de impuestos. Los impuestos más altos para los ricos permiten un mayor gasto público, lo que tiene un efecto positivo sobre la actividad económica, generando más ingresos y compensando por posibles desincentivos. El cálculo detallado de los efectos positivos que la renta básica podría tener sobre la actividad económica y, por tanto, la recaudación de impuestos, iba más allá del alcance del estudio de la renta básica, pero lo que está claro es que el 80% de la población empezando por la persona más pobre que sale ganando proporcionalmente consumiría más que el 20% más rico, por lo que un Estado de bienestar fuerte, financiado con impuestos y con un sistema de prestaciones sociales, incluida una renta básica, lograría mayores tasas de participación de la fuerza de trabajo y de empleo y por consiguiente, una mayor igualdad y bienestar general, así como una economía mucho más resistente en un sistema global inestable.

La renta básica no es sólo una medida contra la pobreza, pero sería una parte integral de una política económica global que estimularía el crecimiento económico y proporcionaría una existencia material garantizada y, por tanto, la libertad efectiva de todos los miembros de la sociedad. Esta libertad efectiva de los no ricos contiene la semilla de un poder político subversivo, razón por la cual la derecha ofrece sus concesiones como el ingreso mínimo garantizado, que los entusiastas de Hayek, que creen que los impuestos son un robo, apoyan como una especie de caridad. Pero la caridad es la antítesis de la justicia. Depende del arbitrio libremente determinado de los más acomodados el dar a los pobres no libres, a quienes se niega la dignidad humana precisamente porque están obligados a estar en el extremo receptor de la caridad. La renta básica no beneficia a todo el mundo pero intenta mejorar la suerte de la parte no rica de la población. Sus cimientos antineoliberales y el rechazo de su miserable concepción de la libertad se encuentran en el pensamiento republicano clásico y en su insistencia en que una persona no puede ser libre si no tiene garantizados los medios de su existencia material. Una de las principales ventajas de una renta básica universal es que liberaría a la gente de la tiranía de uno de los “mercados” más extraños: el del trabajo asalariado (por ser el empleo, junto al dinero, dos mercancías muy diferentes a las demás, “diabólicamente diferentes” en palabras de Varoufakis). Para algunos de los defensores de la renta básica, el más primordial de los derechos humanos es el de la existencia material. Una renta básica no defiende sólo el derecho a una vida decente, sino que, en la práctica, permitiría a las personas expandir sus vidas y defenderse contra los ataques a su libertad y dignidad.

Por último, ya que estos derechos humanos básicos se declaran universales, hay un mito más respecto a la renta básica con el que hay que acabar, eso es, que se trata de una política que sólo los países ricos pueden permitírsela. Los experimentos en Brasil, Namibia y Sudáfrica, México, India, Kenia y Malawi muestran que proyectos modestos, parciales, de renta básica obtienen resultados económicos y sociales impresionantes. En Namibia, por ejemplo, un proyecto piloto de dos años (2007-2009) en Otjivero-Omitara, una zona rural de bajos ingresos, donde 930 habitantes recibieron un pago mensual de 100 dólares namibios cada uno (US $ 12,4), redujo la pobreza de 76% a 16%; la desnutrición infantil se redujo de 42% a 10%; las tasas de deserción escolar se desplomaron de 40% a casi el 0%; la deuda promedio familiar cayó en un 36%; y según la policía local las cifras de delincuencia bajaron en un 42%; el número de pequeñas empresas aumentó, al igual que el poder adquisitivo de los habitantes, creando así un mercado para nuevos productos.

El principal obstáculo para la renta básica hoy en día es político (y psicológico si la codicia se entiende como patológica), ya que, no, no favorece a los ricos, sino que más bien, en términos morales y económicos sólidos, se les exige que contribuyan con sólo un poquito de su riqueza a salvaguardar el derecho a una vida digna para todos. Pero no se trata sólo de conseguir que los ricos aflojen la pasta. La verdadera cuestión es que la gente de abajo, en lugar de tender sus manos con impotencia para atrapar el goteo inexistente, podrían empezar a transformar la sociedad y la economía según su propio criterio y en defensa de su propia dignidad. Es poco probable que el 1% de las personas asquerosamente ricas se queden inmóviles dejando que sobrevenga su propia extinción. [1]

[Este artículo es una versión ligeramente modificada y ampliada de la original inglesa que apareció inicialmente en Counterpunch y que fue reproducida con distintos títulos, según las preferencias de sus editores, en revistas como NewJurist y Truthdig]

Nota: [1] Philippe Van Parijs, catedrático de la Universidad de Lovaina y director de la Hoover Chair de economía y ética social, miembro del consejo editorial de Sin Permiso, realizó unos comentarios a la edición original de Counterpunch. Manifestando su acuerdo general con el artículo y especialmente con el estudio de financiación de la renta básica para el Reino de España que se menciona, nos aportó varias apreciaciones algunas de las cuales han sido incluidas en la versión castellana que ahora se reproduce. Lluís Torrens, gerente del Public-Private Sector Research Center del IESE, nos ha dirigido algunos útiles comentarios que hemos incorporado en buena parte. Francisco Javier Braña, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Salamanca, nos ha facilitado algunos datos sobre fraude fiscal que hemos aprovechado. También Jordi Arcarons, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona, nos ha aportado su opinión cuando hemos consultado algún aspecto técnico. Evidentemente, la responsabilidad del resultado es únicamente de los dos autores de este artículo.

Daniel Raventós es profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, miembro del Comité de Redacción de SinPermiso y presidente de la Red Renta Básica. Es miembro del comité científico de ATTAC. Su último libro es ¿Qué es la Renta Básica? Preguntas (y respuestas) más frecuentes (El Viejo Topo, 2012). Julie Wark es autora del Manifiesto de derechos humanos (Barataria, 2011) y miembro del Consejo Editorial de SinPermiso.

Traducción para www.sinpermiso.info: Anna Maria Garriga y Txema Sánchez

sábado, 29 de agosto de 2015

Grecia: Unidad Popular y la lucha por el “alma de Syriza”



La dimisión de Tsipras y la convocatoria a nuevas elecciones abre una nueva situación política en Grecia. Está decisión del ahora ex Primer Ministro está lejos de deberse a un derrumbe de su imagen y liderazgo político, producto de un impopular acuerdo con el Eurogrupo, como se interpretó apresuradamente a la distancia. Si bien la mayoría de la población se opone al nuevo acuerdo, el pueblo griego ve en Tsipras a alguien que intentó plantar oposición al Eurogrupo y defender los intereses nacionales, dentro de las reducidas posibilidades que dejaba la Troika. Consciente de que todavía mantiene altos niveles de aprobación social, con la convocatoria a elecciones Tsipras busca refundar su gobierno sobre una base completamente promemorandum, evitando darle tiempo para organizarse a la oposición interna en Syriza y antes de que los costos sociales del nuevo acuerdo comiencen a corroer su liderazgo. La decisión, entonces, apunta a sacarse de encima la resistencia que le impone su propio partido y, principalmente, la Plataforma de Izquierda de Syriza, sobre la cual gravita actualmente la oposición al nuevo memorándum.

A diferencia de otras experiencias de cooptación política de formaciones de izquierda, que accedían al gobierno luego de un largo y profundo proceso de burocratización e integración a las redes institucionales y económicas de las clases dominantes (como fue el caso del PT brasilero, por ejemplo), es difícil que Syriza se vuelva, súbitamente, un partido promemorandum. Sus vasos comunicantes con los movimientos sociales y las clases populares son fuertes, así como es significativo el peso de los sectores radicales y anticapitalistas. Esto suscitó, desde incluso antes del acceso al gobierno, un proceso de autonomización del “entorno presidencial” respecto a los órganos y la disciplina partidaria. Todo lo cual estalló ante el test decisivo que constituyó la firma del nuevo memorándum: el acuerdo encontró oposición en el mismo gabinete, entre más de un tercio de los diputados y en la mayoría del Comité Central. Entre las regionales y la militancia de a pie de Syriza, la oposición al nuevo memorándum es casi unánime. Esto abre la puerta a una lucha política decisiva en torno al “alma de Syriza”, de sus estructuras reales, de sus cuadros y militantes. Se explica así que Tsipras convoque a elecciones esperando refundar su Gobierno, y a la misma Syriza, antes que enfrentar un congreso partidario que hubiese planteado una oposición a su giro proausteridad.

Unidad Popular, el ala izquierda de Syriza

En este contexto hay que situar la aparición de una nueva formación política, Unidad Popular, convocada por la Plataforma de Izquierda. Pese a que la capitulación de Tsipras constituye una derrota de largo alcance para las clases populares europeas, la posibilidad de que emerja una fuerza política con peso de masas, que sea heredera de la experiencia organizativa de Syriza y de las lecciones de la experiencia gubernamental de Tsipras (principalmente respecto a la necesidad de estar dispuesto a una ruptura con el Euro), constituye un paso adelante de alcance estratégico. Esta recomposición política acompaña una evolución de la conciencia popular que hay que seguir atentamente: si bien el peso del cansancio y el desánimo es fuerte, por la desmoralización social que suele ser concomitante a la cooptación de líderes populares, también es significativo el aprendizaje de masas en torno a la “jaula de hierro” neoliberal que constituyen la Unión Europea y el Euro. Este proceso social, expresado paradigmáticamente en el 61% del NO en el referéndum, es la tendencia de fondo que permite la constitución de una formación política sobre bases programáticas y estratégicas superiores a las ambigüedades de Syriza. Esta última se mantuvo siempre apegada a la ilusión del “europeísmo de izquierda”, es decir, la pretensión de aplicar un programa anti-austeridad en el marco de la UE y sin romper con el Euro, en base a un compromiso con las autoridades europeas.

El proceso de conformación de Unidad Popular abre la posibilidad para la emergencia de un partido anticapitalista de masas, un instrumento político actualmente inexistente en Europa. Syriza nunca llegó a tal punto: se trató de un partido de “lucha de clases”, conectado con los movimientos sociales, pero con un programa “anti-neoliberal”, hegemonizado por una dirección reformista de izquierda, proveniente del eurocomunismo. La intervención en el enorme proceso popular encabezado por Syriza permite hoy a la Plataforma de Izquierda convertirse en el pivote de un posible partido de masas, reagrupando no solo al grueso de la militancia real de su partido, sino también a sectores en ruptura con el sectarismo del KKE (partido comunista, de tradición estalinista, del tipo “tercer periodo”), de Antarsya (un frente anticapitalista que ha mantenido una política marcadamente sectaria y abstencionista) e incluso sectores provenientes del PASOK.

Tenemos delante apenas unas semanas “calientes”, donde se dirime buena parte de la suerte del próximo periodo político, no solo en Grecia, sino a escala europea. La victoria de Tsipras parece asegurada. Para la izquierda radical griega, que permanece fiel a lucha anti-austeridad, se trata de establecer, en tiempo record, un instrumento político que sea la representación política del NO en el referéndum. Una herramienta organizativa que sea heredera de la experiencia de lucha de Syriza, a la vez que su superación en el terreno programático y estratégico.

28/08/2015

Fuente: http://www.marcha.org.ar/unidad-popular-y-la-lucha-por-el-alma-de-syriza/

jueves, 27 de agosto de 2015

Enquestes electorals: Podemos o s'estabilitza a la baixa o cau.

La pàgina elelectoral.com publica enquestes electorals i mitjanes d'enquestes (mes a mes i de les últimes 5 enquestes realitzades). Si ens fixem en la mitjana (primera gràfica de baix), aquesta pareix apuntar a una estabilització dels resultats del "pentapartidisme" (PP, PSOE, Podemos, Ciutadans, Izquierda Unida). La enquesta de Celeste Tel d'agost (gràfiques següents), per contra, apunta a una nova baixada de Podemos i a pujades del PP i del PSOE, cosa que podria guardar relació amb la desfeta del govern de Tsipras a Grècia. 

De moment la direcció de Podemos pareix que continua acovardida dants els aconteixements de Grècia i que ha edcidit justificar Tsipras. Qualsevol observador mínimament imparcial serà capaç de veure que aquest tipus de plantejaments disminueixen la credibilitat de Podemos, que justament va nàixer com una força "rupturista". Segurament, encara que li coste, la ciutadania acabarà traguent conclusions de tot això.

Tanmateix la direcció de Podemos hauria de treure conclusions del que està passant: la necessitat de recuperar el discurs "rupturista" i, aprofitant les lliçons de Grècia, de definir també una estratègia de confrontació i de resistència davant els dictats de la Troica. 

  Media de la intención de voto mes a mes desde enero de 2014 a julio de 2015




Encuesta Celeste Tel Agosto 2015

El PP se sigue recuperando según la encuesta electoral de agosto de Celeste Tel. Sube 7 décimas más hasta el 31,4 %. El PSOE sube dos décimas hasta el 27,6 %. Podemos cae 1,4 puntos hasta el 11,9 %, el mínimo en estimación de voto desde la irrupción de este partido. Ciudadanos baja 3 décimas hasta el 9,8 %. Izquierda Unida baja 2 décimas hasta el 4,6 %, al igual que UPyD que baja hasta el 0,8 %.

En intención directa de voto (es decir, los datos de intención de voto sin cocinar), el PSOE gana con el 17,1% (6 décimas más que en julio) frente al 16 % del PP (que gana 5 décimas).










miércoles, 26 de agosto de 2015

Tsipras abandona Syriza




Miguel Urbán (Eurodiputado de Podemos) 

En Grecia se sigue escribiendo la historia de Europa. Los acontecimientos se precipitan tras la firma del tercer rescate, que más que un memorándum es el humillante armisticio de una guerra económica en la que el pueblo griego sigue siendo la principal víctima. El presidente de gobierno Tsipras ha decidido convocar elecciones antes de realizar el congreso de Syriza imponiendo el acuerdo con la Troika sin un debate a fondo en las filas de su propio partido, como demuestra la dimisión de Tasos Koronakis, secretario general de Syriza. De esta forma, Tsipras está propiciando de forma indirecta una de las mayores victorias de la Troika: la ruptura del proyecto de Syriza como la principal fuerza anti-austeridad en Europa.

No siempre los nuestros o nuestras aciertan. No siempre tenemos que estar conformes con lo que hagan los amigos. Podemos perder una batalla y tenemos derecho a equivocarnos, pero no podemos claudicar y aceptar la gestión de un programa y unas medidas que sólo pueden perjudicar a nuestro pueblo e imposibilitar a largo plazo la política que defendemos. Como decía Manolo Monereo en un reciente artículo: “para conseguir que el sujeto popular sea no sólo vencido, sino derrotado, es necesario cooptar a sus jefes, a sus dirigentes. Con ello se bloquea la esperanza, se promueve el pesimismo y se demuestra que, al final, todos son iguales, todos tienen un precio y que no hay alternativa a lo existente. La organización planificada de la resignación”. La claudicación de Tsipras puede generar a corto y medio plazo, en cuanto se empiecen a conocer y padecer las consecuencias de lo firmado, la desmoralización no sólo del pueblo griego, al que se le traslada un mensaje que no se puede, sino también un pésimo precedente para cualquier otro pueblo que decidiese desafiar el poder establecido en el marco de esta Unión Europea.

La estrategia de Tsipras se ha demostrado a la postre equivocada e incompleta. Negociar con un monstruo como la Troika no puede abordarse sólo con grandes discursos, grandes propuestas técnicamente realizables y una apelación a una democracia que, en la práctica, es un lenguaje alejado de la tecnocracia autoritaria de los que dirigen esa cosa llamada Unión Europea. Hay una frase de Yanis Varoufakis que resume a la perfección la actitud de la Troika durante las negociaciones: “Su único objetivo era humillarnos”. Se convocaba al gobierno griego a una auténtica prueba de fuerza expresada en términos de economía política. El verdadero objetivo no era llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes sino doblegar a la primera fuerza anti-austeridad que alcanzaba el gobierno en un país europeo. Ante esta situación, una estrategia de diplomacia sólo podía aspirar a modificar comas en condiciones establecidas de antemano.

La sabia consigna de Syriza “ningún sacrificio por el euro” advertía que la prioridad era combatir las políticas de austeridad, y aunque no formase parte del programa la salida del euro, aceptar y responder a las consecuencias de una reacción de la contraparte. Se volvió en contra, como un boomerang, el confundir el europeismo griego con la sumisión al euro. Con un Referéndum como principal arma de negociación, Tsipras dilapidó toda la fuerza democrática de su pueblo, al no materializarla en decisiones y planes concretos. Ejercer la democracia exigía aplicar el mandato de su pueblo, expresado tanto en el programa de emergencia social de la formación -que señalaba a lo que se aspiraba- como en el referéndum -que indicaba lo que no se quería-. El 60% de la población dijo OXI a un memorándum y este mandato tenía que haberse traducido en la movilización práctica de los instrumentos de política económica del Estado, en otras palabras, medidas concretas que se orientasen en esa línea. Sí hubo alternativa, tanto en la estrategia de negociación como en la política económica a seguir: esta es una valiosa lección que nos deja la “tragedia griega”.

Tsipras se ha visto encerrado en un callejón sin salida. Sin más plan que corregir en el papel los planteamientos del Eurogrupo, desconsideró la posibilidad de poner en pie mecanismos de protección del proceso de negociación (moratoria de pago, control de movimiento de capitales, regulación e intervención del sistema bancario). Rechazó apelar a diferentes posibles que hubieran mejorado su posición en la negociación como podría haber sido una posible reestructuración selectiva unilateral de la deuda ilegítima con el apoyo de los resultados de la auditoría. Tampoco quiso hacerse responsable de idear y preparar un plan que mostrase que iba en serio, y que, aunque no fuese su primera opción, mostrase capacidad para gestionar un escenario de desacuerdo (desarrollar una reforma fiscal, emitir pagarés y dinero electrónico mientras se preparaba una nueva política monetaria, poniendo los instrumentos económicos pertinentes para enfrentar un periodo de excepción…). Por úĺtimo, no avisó a su población sobre las opciones, oportunidades y sacrificios de los diferentes escenarios posibles.

Pero no seamos injustos ni desproporcionados. En Syriza había diferentes planteamientos y Tsipras optó por uno, legítimo, pero erróneo y con fatales consecuencias. Tampoco nos equivoquemos en atribuir injustamente las responsabilidades. Los principales responsables son los que están al frente de esta UE y detrás de ellos el propio diseño del Sistema Euro. Tsipras no tiene más responsabilidad (ni menos) que la de un político que encarna una estrategia derrotada.

Diciendo esto, tras la derrota hay que evitar profundizarla y por desgracia parece que Tsipras en vez de cambiar la política de los últimos meses, está profundizando en ella. A este respecto, difícilmente cabe caracterizar de error las nuevas decisiones que parece llevar adelante el dimitido primer ministro. En este sentido la convocatoria de las elecciones antes del congreso de Syriza tiene la motivación clara de propiciar una ruptura en el seno del partido evitando una gestión incómoda del debate democrático en el partido y dificultando las opciones electorales de la oposición interna de Syriza, que se ha expresado desde la firma del tercer rescate y que se ha agrupado en la nueva formación Unidad Popular. Esta operación representa una gestión de los tiempos contranatura en lo que a un curso democrático pleno se refiere y parte de la consciencia de que una secuencia diferente haría más difícil reeditar su dirección al frente de la formación. 

Esa decisión muta la naturaleza de las elecciones, convirtiéndolas en un plebiscito sobre la dignidad de Grecia. Y poca gente votaría en contra de una pregunta formulada así. El pueblo griego, con una cultura patriótica, piensa que se luchó y se hizo lo que se pudo -en tanto que no se ofreció la oportunidad de un debate ni acerca de las consecuencias de un nuevo memorándum ni acerca de una política económica alternativa y sus implicaciones-. Se trasladó el mensaje de que no había alternativa. Una democracia sin deliberación, sin un debate informado, sin unos tiempos y una secuencia decisoria apropiada, deja de ser un debate.
Ahora bien, esa cuestionable decisión no sería ni siquiera tan inaceptable como que Syriza se erigiese en un partido promemorándum. Aún cuando se pueda comprender una derrota, no es admisible gestionar un acuerdo impuesto. Si esto se produce, y todos los indicios nos encaminan a ello, estaríamos ante una operación política que sólo puede acabar en resucitar el PASOK con otro nombre y acabar con Syriza como un muerto viviente.

No se trata tan sólo de que Grecia va a quedar bajo el gobierno de la Troika, con la supervisión periódica de su presupuesto o el pleno control de su política fiscal, no se trata, en suma, de que despatrimonialicen los activos públicos de Grecia, ni siquiera a cambio de un desembolso de un nuevo préstamo de no más de 35.000 millones –en su primera fase- que servirá principalmente para devolver la deuda y rescatar los bancos, sin que eso suponga beneficios para las clases populares griegas. El memorándum supone más de tres décadas de política de recortes en una creciente exigencia de superávits públicos primarios, que en 2018 debieran cumplir el objetivo del 3,5%. Aceptar algo así supone el fin de cualquier atisbo de soberanía popular, la muerte de la democracia en Grecia y un escenario de desmoralización que trasciende las fronteras helenas.

Creemos necesario darle la oportunidad del debate a toda Syriza para actualizar las líneas de una propuesta programática en el nuevo contexto. Creemos que una Syriza unida garantizaría aumentar el respaldo del pueblo griego a una opción favorable a sus intereses, una unidad fundamental en el sistema electoral de aquel país. Consideramos una irresponsabilidad que Tsipras, sin haber respondido al mandato de las anteriores elecciones ni del último referéndum, tampoco desee escuchar a su partido.

En suma, sigue estando vigente el compromiso con aquellos proyectos antiausteridad que dijeron NO al memorándum en el pasado referéndum. Sigue siendo importante proseguir con la unidad de un proyecto político en torno a estos ejes, que se apoye en la organización de las clases populares para su defensa. En definitiva, un proyecto que cierre el paso a aquellos que, con los recortes y la entrega de los recursos y el esfuerzo de los griegos a beneficios espúreos, sirven a las oligarquías griegas y a las grandes corporaciones financieras centroeuropeas, cuyos intereses encarnan los actuales dirigentes de las instituciones europeas. Y por desgracia Tsipras ha decidido escindirse de ese proyecto.


martes, 25 de agosto de 2015

Unitat Popular o coalició de partits?



Miquel Garcia

Tant les últimes declaracions de Pablo Iglesias (1) com les de Alberto Garzón (2) apunten a la conformació de llistes unitàries a diversos indrets de l'Estat de les que formarien part Podemos, IU i altres forces d'àmbit autonòmic (com Compromís al País Valencià).

El moviment del Consell de Coordinació de Podemos (la direcció efectiva del partit, dirigida per les batutes de Pablo Iglesias i Iñigo Errejón) s'explica en bona mesura per l'afebliment progressiu de les expectatives electorals de la formació podemita, que continua perdent espai potencial dia a dia.

Davant la possibilitat, gens menyspreable, que IU aconseguira rendibilitzar el seu afebliment, siga de manera directa o indirecta mitjançant marques com “Ahora en Común”, la cúpula de Podemos prefereix ara involucrar a IU en pactes electorals amb la doble intenció de guanyar vots i, si és possible, fagocitar una IU molt debilitada per l'ascens de Podemos.

Una figura tant representativa com Alberto Garzón ha saludat l'oferiment de Pablo Iglesias i dels seus com si d'una taula de salvació es tractara. Diu el diputat d'IU al seu facebook: Si finalmente se consigue que los procesos de unidad popular, en los que participamos las gentes de IU y de otras formaciones a lo largo de todo el Estado, se encuentren con las gentes de Podemos, estaremos ante la posibilidad real de cambio en este país.”

Quan Alberto Garzón parla de “processos d'unitat popular”, suposem que es refereix a iniciatives com “Ahora en Común” (3) o les Marees gallegues (4). Tanmateix, la cúpula de Podemos està pensant, al fer les seues declaracions, en acords electorals entre direccions, en coalicions electorals a l'antic ús.


És això la Unitat Popular?

Aquestes coalicions poden, efectivament, tenir una rendibilitat electoral immediata i aconseguir més vots que els que aconseguirien les diferents forces per separat. Fins i tot les coalicions gaudirien d'un ample suport de la ciutadania d'esquerres i colpejada per la crisi que, ara mateix, s'orienta només a la victòria electoral, sense entrar encara en altres tipus de consideracions.

Però, realment, un acord electoral de tipus cupular NO és una Unitat Popular tal com es concep entre l'activisme social i polític, ja que li manca una part importantíssima de la seua essència: l'empoderament popular, la participació des de baix, la supeditació de llistes i programes al manament popular directe.
Els acords cupulars partidaris poden permetre la participació de les bases de manera limitada, mitjançant la petició de confirmació d'aquestes als acords prèviament establerts (i això sempre en funció dels límits democràtics de cada formació) però això representa una diferència substancial respecte de l'empoderament directe i del poder assembleari.

L'empoderament ciutadà està dotat d'una gran UTILITAT política en diferents direccions. Una d'elles és la de poder ser capaç de canviar les decisions polítiques de les direccions o de revocar-les quan aquestes actuen en contra dels programes o estratègies prèviament acordats. Aquesta és una capacitat que dona molta por a les cúpules desitjoses de control absolut, malgrat proclamar-se de manera continuada tribuns del poble.

Hauria d'exigir-se tant a Podemos com a IU i a altre forces implicades als acords- com Compromís a casa nostra -que no es limiten a dur endavant un acord de cúpules sinó que l'òbriguen a la ciutadania permetent el seu empoderament.


¿Unidad Popular o coalición de partidos?

 Miquel Garcia

Tanto las últimas declaraciones de Pablo Iglesias (1) como las de Alberto Garzón (2) apuntan a la conformación de listas unitarias en varios lugares del Estado de las que formarían parte Podemos, IU y otras fuerzas de ámbito autonómico (como Compromís en el País Valencià).

El movimiento del Consejo de Coordinación de Podemos (la dirección efectiva del partido, dirigida por las batutas de Pablo Iglesias e Iñigo Errejón) se explica en buena medida por el debilitamiento progresivo de las expectativas electorales de la formación podemita, que continúa perdiendo espacio potencial día a día.

Ante la posibilidad, nada despreciable, de que IU consiguiera rentabilizar su debilitamiento, sea de manera directa o indirecta mediante marcas como “Ahora en Común”, la cúpula de Podemos prefiere ahora involucrar a IU en pactos electorales con la doble intención de ganar votos y, si es posible, fagocitar una IU muy tocada por el ascenso de Podemos.

Una figura tan representativa como Alberto Garzón ha saludado el ofrecimiento de Pablo Iglesias y de sus cómo si de una tabla de salvación se tratara. Dice el diputado de IU a su facebook: “Si finalmente se consigue que los procesos de unidad popular, en los que participamos las gentes de IU y de otras formaciones a lo largo de todo el Estado, se encuentren cono las gentes de Podemos, estaremos ante la posibilidad real de cambio en este país.”

Cuando Alberto Garzón habla de “procesos de unidad popular”, suponemos que se refiere a iniciativas como “Ahora en Común” (3) o las Mareas gallegas (4). Aun así, la cúpula de Podemos está pensando, al hacer sus declaraciones, en acuerdos electorales entre direcciones, en coaliciones electorales al antiguo uso.

¿Es esto la Unidad Popular?

Estas coaliciones pueden, efectivamente, tener una rentabilidad electoral inmediata y conseguir más votos que los que conseguirían las diferentes fuerzas por separado. Incluso las coaliciones disfrutarían de un amplio apoyo de la ciudadanía de izquierdas y golpeada por la crisis que, ahora mismo, se orienta sólo a la victoria electoral, sin entrar todavía en otros tipos de consideraciones.

Pero, realmente, un acuerdo electoral de tipo cupular NO es una Unidad Popular tal como se concibe entre el activismo social y político, puesto que carece de una parte importantísima de su esencia: el empoderamiento popular, la participación desde bajo, la supeditación de listas y programas al mandato popular directo.

Los acuerdos cupulares partidarios pueden permitir la participación de las bases de manera limitada, mediante la petición de confirmación de éstas a los acuerdos previamente establecidos (y esto siempre en función de los límites democráticos de cada formación) pero esto representa una diferencia sustancial respecto de la empoderamiento directo y del poder asambleario.

El empoderamiento ciudadano está dotado de una gran UTILIDAD política en diferentes direcciones. Una de ellas es la de poder ser capaz de cambiar las decisiones políticas de las direcciones o de revocarlas cuando estas actúan en contra de los programas o estrategias previamente acordados. Ésta es una capacidad que da mucho miedo a las cúpulas deseosas de control absoluto, a pesar de proclamarse de manera continuada tribunos del pueblo.

Tendría que exigirse tanto a Podemos como IU y a otro fuerzas implicadas a los acuerdos- como Compromís en el País Valencià -que no se limitan a llevar adelante un acuerdo de cúpulas sino que lo abran a la ciudadanía permitiendo su empoderamiento.




Notas
  1. Roda de premsa Consell Coordinació Podemos:
    https://youtu.be/sFUELfS5SxY ||
    Pablo Iglesias abre la puerta a pactos locales con Izquierda Unida: http://www.diariosur.es/nacional/201508/24/pablo-iglesias-abre-puerta-20150824143142-rc.html

  2. Alberto Garzón Espinosa, “Una candidatura unitaria más cerca”:
    https://www.facebook.com/alberto.garzon.espinosa/posts/921571451268961?fref=nf&pnref=story
  3. Ahora en Común:
    http://ahoraencomun.org
  4. Las mareas gallegas apuestan por una candidatura popular donde Podemos sea uno más:
    http://sabemosdigital.com/hoy/2756-las-mareas-gallegas-apuestan-por-una-candidatura-popular-donde-podemos-sea-uno-mas



viernes, 21 de agosto de 2015

Grecia: Ruptura en Syriza ¡Nace "Unidad Popular"!


Stathis Kouvelakis

Esta mañana, a primera hora, 25 diputados de Syriza abandonaron el grupo parlamentario del partido para crear una nueva formación bajo el nombre de "Unidad Popular". La mayor parte de estos diputados están afiliados a la Plataforma de Izquierdas, pero se han unido también otros como Vangelis Diamantopoulos o Rachel Makri, una estrecha colaboradora de Zoe Konstantopoulou.

Este es un acontecimiento importante en la política griega, pero también para la izquierda radical en Grecia y a escala internacional.

Se deben subrayar tres elementos:

El primero es que "Unidad Popular" es el nombre de un nuevo frente político que reagrupará a trece organizaciones de la izquierda radical, aquellas que firmaron el texto publicado el 13 de agosto a favor de la constitución de un "Frente por el NO". Este frente es por lo tanto el primer resultado tangible de la recomposición de la izquierda radical de Grecia. Una recomposición que extrae todas las lecciones de los últimos cinco años y, por supuesto, de la experiencia de Syriza en el poder y de la catástrofe en la que ha desembocado.

El segundo es que el papel del frente es perfilarse como la expresión política de ese NO que se dio tanto en las elecciones de enero como en referéndum del 5 de julio. Las principales líneas programáticas son la ruptura con la austeridad y los memorándums, el rechazo de las privatizaciones y la nacionalización bajo control estratégico de sectores de la economía, empezando por el sector bancario, y, de manera más amplia, el cumplimiento de una serie de medidas radicales que moverán la correlación de fuerzas a favor de los trabajadores y de las clases populares y abrirán el camino para la reconstrucción progresista del país, de su economía y de sus instituciones.

Estos objetivos no se pueden llevar a cabo sin salir de la zona euro, como ha demostrado el reciente desastre, y sin romper con las políticas institucionalizadas por la UE. El frente también batallará por una lucha internacionalista, a nivel europeo e internacional, y estará a favor de salir de la OTAN, rompiendo los acuerdos entre Grecia e Israel y oponiéndose de manera radical a las guerras e intervenciones imperialistas.
El tercero es que el nuevo grupo parlamentario es el tercero más grande en el parlamento griego, por delante de Amanecer Dorado, el partido neonazi. Esto significa que en los próximos días su dirigente, Panagiotis Lafazanis, recibirá el mandato para constituir un gobierno, en el plazo de tres días, como estipula la constitución griega. Tras la dimisión del gobierno de Tsipras este mandato queda ahora en manos del segundo partido en el parlamento, Nueva Democracia, el principal partido de la oposición de derechas. Unidad Popular utilizará este margen de tiempo para lanzar un debate amplio y para movilizar a todas las fuerzas sociales que quieran luchar contra la austeridad y los memorándums, tanto contra los anteriores como contra el actual.

El programa del partido y sus apoyos entre las personalidades de la izquierda griega, que se espera que sea bastante impresionante, será hecho público a principios de la semana que viene.

VIENTO SUR

Traducción de Arturo Fernández (https://www.facebook.com/arturo.arturo.zr)

* Stathis Kouvelakis era miembro del Comité Central de Syriza. Sus artículos se han reproducido asiduamente en VIENTO SUR. El último, cuyo contenido gana en valor ante la creación de Unidad Popular ha sido “Algunas lecciones y cómo seguir adelante”, publicado el pasado 6 de agosto:
http://www.vientosur.info/spip.php?article10361

Unitat Popular: Una finestra d'esperança per a Grècia


Kateryna Sergidou, miembro de la unidad Popular

 Miquel Garcia

L'anunci de que la Plataforma d'Esquerres de Syriza formarà grup parlamentari propi i es presentarà a les  properes eleccions, obri una finestra d'esperança dins de la fosca situació de Grècia després de l'acceptació
del memoràndum pèr Tsipras, fent oïdes sordes al rotund NO del referèndum.

Les dificultats que afrontarà la nova "Unitat Popular", com sembla que es dirà el grup d'esquerres provenent de Syriza, seran enormes, però es pot pensar que, finalment, aquestes podran ser encarades amb una estratègia adequada i amb la valentia necessària.

És possible que la "Unitat Popular"puga formar govern abans de les eleccions de setembre-octubre i aprofitar aquesta situació tant per a evitar l'aplicació brutal i immediata del memoràndum, com per a  consolidar posicions de cara a la contesa electoral. Considerant que la Unitat Popular es convertirà en hereva directa del mandat popular del referèndum passat, si el nou partit sap obrar adequadament i connecta amb el carrer i de la ciutadania, un molt bon resultat a les eleccions podria ser possible.

Ara però s'hauran de lliurar les batalles que la covardia de Tsipras va voler estalviar-se. La victòria ni serà fàcil, ni immedidata. En les circumstàncies actual la solidaritat amb Grècia i la formació d'un front comú dels països del Sud d'Europa resulta més que necessària. També ho seran la mobilització i organització populars de les quals el govern de Tsipras també va voler prescindir.